Comenzamos batiendo las yemas con el azúcar hasta que estén cremosas.
A continuación, en un cazo, las cocemos al baño María, sin dejar de batir hasta que espese. Echamos a la mezcla una cucharada de café soluble y seguimos removiéndo. Dejamos enfriar y agregamos la nata.
Por otra parte, montamos las claras a punto de nieve y las echamos en la mezcla anterior.
Lo vertimos todo en las copas y dejamos en el congelador entre dos y tres horas.
Sacamos media hora antes de servir y decoramos con la nata y los granos de café.