La gran ventaja del café soluble es su rapidez de preparación. Sólo hay que añadir agua o leche y remover unos segundos con la cucharilla. Nunca está de más tener algo de café soluble en la despensa, por si un día tenemos prisa.
El café soluble o instantáneo se obtiene por medio de la deshidratación del café, para lo que existen dos técnicas:
En primer lugar se prepara el café en cafeteras gigantes cerradas herméticamente para conservar al máximo posible el aroma. A continuación se filtra la infusión y se elimina el agua mediante inyección de aire caliente. El polvo resultante cuando todo el agua se evapora es el café soluble, que se envasa al vacío y ya está listo para comercializar.
En 1901, el químico americano de origen japonés llamado Satori Kato elaboró el primer café soluble mediante este método. Al principio la pérdida de sabor y aroma era muy alta pero los métodos actuales permiten conservar el aroma y el sabor.
El café liofilizado se obtiene mediante un proceso de congelación del café a -40ºC en condiciones de baja presión atmosférica. Después de esto se eleva bruscamente la temperatura y la presión para transformar el hielo en vapor de agua y deshidratar las partículas de café. Con esta técnica se consiguen mantener todos los aromas del café hasta el momento de su consumo.