El café descafeinado conserva todo el aroma, el sabor y el resto de propiedades del café, ya que el aroma y sabor no tienen relación con la cafeína sino con los aceites esenciales, que aparecen principalmente con el tueste. La extracción de la cafeína se hace precisamente sobre el grano de café verde, antes del proceso de tostado.
Para descafeinar el café, primero se tratan los granos con vapor de agua hasta alcanzar una humedad del 40% y a continuación se extrae la cafeína con algún agente descafeinante. Generalmente se pueden emplear como agentes descafeinantes disolventes orgánicos o clorados, pero últimamente se está imponiendo la extracción con agua, sin ningún tipo de químico, un proceso ecológico que conserva toda la calidad y características del café.
Después de ello se someten los granos de nuevo a un proceso de vaporización para eliminar los posibles restos de los agentes descafeinantes y, por último, se procede al secado mediante aire caliente. El siguiente paso es el tostado, como si se tratara de cualquier otro café sin descafeinar.
En la Comunidad Europea, el café descafeinado tiene al menos el 99% menos de su cafeína original.