El cafeto es un árbol pequeño o arbusto perteneciente a la familia de las rubiáceas, que generalmente tiene una altura de entre 2 y 5 metros, aunque en algunos casos llega a alcanzar los 12 metros. Una planta de cinco años de edad produce aproximadamente medio kilo de café por cosecha.
El café se cultiva entre los trópicos de Cáncer y Capricornio, donde el clima húmedo y cálido es ideal para el cultivo de café.
En algunos cafetales se protege a las plantas más jóvenes de la luz directa del sol sembrando plantas de crecimiento rápido entre las hileras, como por ejemplo el maíz, mientras que los árboles completamente desarrollados se sombrean generalmente con otras especies de árboles. Cuando los cafetales se encuentran a altitudes elevadas no es necesaria la sombra. El café cultivado entre 900 y 1.800 metros sobre el nivel del mar, tiene mejor sabor que el cultivado en altitudes más bajas.
El fruto del cafeto es una drupa de aproximadamente 12 mm de diámetro, que contiene generalmente dos semillas o granos. El fruto maduro tiene un color rojo oscuro, casi negro. Todos los frutos de una misma rama no maduran al mismo tiempo, por lo que, para obtener la mejor calidad, deben irse recogiendo individualmente a medida que maduran.
Los frutos del cafeto son preparados para comercializar principalmente por dos métodos: el método seco y el método húmedo.
Su origen árabe y es el método más antiguo.
Los frutos se extienden al sol sobre una superficie dura formando una capa de unos 12 mm de espesor. Cuando los frutos están secos, se sacan de ellos las semillas a mano o utilizando máquinas.
Con este método se consigue un café de mejor aroma que con el anterior método de preparación.
En primer lugar, se pone en agua la cosecha. Los frutos maduros se sumergen, mientras que las hojas, las ramitas y los frutos verdes permanecen flotando. Los frutos maduros son entonces trabajados con máquinas que les quitan la piel y gran parte de la pulpa. La pulpa restante se elimina introduciendo el fruto en tanques de fermentación durante un tiempo de 12 a 24 horas. Cuando se consigue el aroma deseado se retiran los frutos, se lavan y se remueven una vez más para eliminar toda la pulpa. A continuación se secan las semillas, que están todavía en sus envolturas, al sol o con secadoras mecánicas. Por último, se quita la envoltura exterior de la semilla, y los granos de café están ya listos para ser enviados al mercado.